martes, 18 de agosto de 2009

La Población Negra En Argentina- Los G.E.F

La población negra en Argentina, procedente de la trata de esclavos durante los siglos de la dominación española del Virreinato del Río de la Plata, ha contado con un papel importante en la historia argentina. Llegó a conformar más de la mitad de la población de algunas provinciasXVIII y XIX, y ejerció un profundo impacto sobre la cultura nacional. Aunque disminuyó marcadamente en número a lo largo del siglo XIX, por el efecto conjunto del aluvión migratorio fomentado por la Constitución de 1853 y la elevada tasa de mortalidad de los negros, su aparente desaparición fue más el resultado de una representación historiográficaMonserrat, en Buenos Aires, y en Santa Rosa de Lima, en Santa Fe, verificándose que el 5% de la población argentina sabe que tiene antepasados provenientes del África negra y un 20% considera que podría tenerlos pero no lo sabe a ciencia cierta. Esto respalda al estudio del Centro de Genética de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires que estimó en un 4,3 % el porcentaje de habitantes de Buenos Aires y del conurbano que tiene marcadores genéticos africanos. durante los siglos que los daba por exterminados que una realidad empírica. En 2006 se realizó un censo piloto sobre esta cuestión, en los barrios de

Posteriormente, a comienzos del siglo XX, llegaron inmigrantes de raza negra de desde Cabo Verde. Pero estos no lo hicieron como esclavos o empujados por las guerras. Eran expertos marineros y pescadores. Se calcula que viven más de 10 mil en todo el país.

Introducción y origen de negros durante la colonia.


Como parte del proceso de conquista, el régimen económico de las colonias europeas en América desarrolló distintas formas de explotación forzada del trabajo de los nativos. Sin embargo, la relativamente baja densidad poblacional de algunos de los territorios americanos, la resistencia opuesta por algunos grupos aborígenes a la aculturación y sobre todo la elevada tasa de mortandad que el sometimiento, el tipo de trabajo y las enfermedades introducidas por los europeos provocó en la población nativa, llevaron a complementar la mano de obra que estos proporcionaban con esclavos procedentes del África subsahariana.

Hasta bien entrado el siglo XIX, la explotación minera y la agricultura constituyeron el grueso de la actividad económica en América. Buena parte de este trabajo fue llevado a cabo por mano de obra en régimen de esclavitud o similar. Los africanos ofrecían a los conquistadores la ventaja de haber estado ya expuestos, por su proximidad geográfica, a las enfermedades europeas, y a la vez estar adaptados al clima tropical de las colonias. El ingreso de esclavos africanos comenzó en las colonias del Río de la Plata en 1588, aunque estos primeros arribos fueron en gran parte obra del contrabando, y el tráfico prosperó a través del puerto de Buenos Aires cuando se concedió a los británicos el privilegio de ingresar una cuota de esclavos a través de éste. Los reyes de España celebraban, para proveer esclavos a las Indias Orientales, contratos de asiento con diversas compañías, principalmente portuguesas y españolas. En 1713 Inglaterra, victoriosa en la Guerra de Sucesión española, ejerció el monopolio de este comercio. El último asiento se pactó con la Real Compañía de Filipinas en 1787. Hasta la prohibición de 1784 los negros eran medidos y luego marcados con hierro.

En cuanto a su procedencia antes del siglo XVI habían llegado esclavos en números relativamente reducidos a partir de las islas de Cabo Verde, pero la mayoría de los africanos que se introdujeron a la Argentina procedían de los territorios de la actual Angola, la República Democrática del Congo, Guinea y la República del Congo, pertenecientes al grupo étnico que habla la familia de lenguas bantú. De los grupos yoruba y ewé, que fueron llevados en grandes números al Brasil, la inmigración fue más reducida.

Se calcula que 60.000.000 de africanos fueron enviados a América, de los cuales sólo llegaron con vida 12.000.000, que ingresaron fundamentalmente a través de los puertos de Buenos Aires, Montevideo, Valparaíso y Río de Janeiro.[4]

Los esclavos se destinaron a las labores de agricultura, ganadería, el trabajo doméstico y en menor medida la artesanía. En las zonas urbanas, muchos esclavos desarrollaban labores de artesanía para la venta, cuyos réditos percibían sus patrones. Los barrios porteños de San TelmoMontserrat alojaron a gran cantidad de los mismos, aunque la mayor parte fue a dar al interior. El censo llevado a cabo por Juan José de Vértiz y Salcedo en 1778 arrojaba resultados muy elevados en las provincias de mayor producción agrícola: el 54% en la provincia de Santiago del Estero, el 52% en la provincia de Catamarca, el 46% en la provincia de Salta, el 44% en la provincia de Córdoba, el 42% en la provincia de Tucumán, el 24% en la provincia de Mendoza, el 20% en la provincia de La Rioja, el 16% en la provincia de San Juan, el 13% en la provincia de Jujuy, el 9% en la provincia de San Luis. En otras provincias constituían una parte importante de la población; uno de los barrios bajos de la ciudad de Corrientes lleva hasta hoy el nombre de Camba Cuá —del guaraní kamba kua, "cueva de los negros". y

En cuanto a la ciudad de Buenos Aires el mismo censo cifraba en 15.719 la cantidad de españoles, 1.288 la de mestizos e indios y de 7.268 la de mulatos y negros, mientras que en 1810 se contabilizaban 22.793 blancos, 9.615 negros y mulatos y tan sólo 150 indígenas. La zona más densamente poblada de negros estaba situada en el barrio de Montserrat, también llamado Barrio del Tambor, a pocas cuadras del actual Congreso de la Nación.


Racismo en la Argentina relacionado con el tono de piel.

En la Argentina, al igual que en los demás países de América, el racismo relacionado con el tono de la piel o el origen africano de las personas se remonta a los tiempos de la dominación colonial. En el régimen de castas impuesto por España, los descendientes de personas provenientes del África negra ocupaban un lugar aún más bajo que los descendientes de personas pertenecientes a los pueblos originarios.

El racismo colonial pasó en cierta medida a la cultura argentina, como lo muestran algunos comentarios racistas del presidente Domingo F. Sarmiento o ciertas frases incluidas en las literatura nacional. Durante mediados del siglo XIX, eran comunes los duelos a muerte entre gauchos mestizos y afroargentinos. En la literatura argentina, se representaron éstas disputas con tinte racista en un famoso pasaje del libro de José Hernández, el Martín Fierro (La ida), publicado en 1870, en el que el personaje principal se bate a duelo con un gaucho negro luego de insultar a su novia e insultarlo con el siguiente verso:

A los blancos hizo Dios,
a los mulatos San Pedro,
a los negros hizo el diablo
para tizón del infierno.

Varios años después, en 1878 Hernández publica la segunda parte de su famoso libro, en el que Fierro sostiene una famosa payada en la que debate temas filosóficos (como la vida, la creación, la existencia, etc.) con otro gaucho negro que resulta ser el hijo del anterior y único personaje alfabetizado del famoso libro. Demostrando la evolución del personaje y probablemente de la sociedad argentina en procesos de recibir a millones de inmigrantes europeos, en esta oportunidad Martín Fierro evita el duelo cuando este parecía inevitable.

La invisibilización deliberada de los afroargentinos y su cultura, es otra manifestación notable del racismo en la Argentina, relacionado con el tono de la piel o los orígenes africanos.

En 2006 la presidenta del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) reconoció la invisibilización de los afroargentinos con la siguientes palabras:

Los afros en la Argentina han sido invisibilizados y hoy siguen invisibles. Este es el resultado de un proceso de diáspora producido por el esclavismo y su transformación en servidumbre... La actual estratificación social los ubica en la pobreza.

Un tipo especial de discriminación se ha generalizado desde mediados del siglo XX utilizando términos despectivos como cabecitas negras", "negros", "negritas", "negrada", y que están relacionados fundamentalmente con trabajadores de clases bajas. En muchos casos, se han "racializado las relaciones sociales",[21] y simplemente se utiliza el término "negro", para denominar de forma despectiva al trabajador o trabajadora, sin relación alguna con el color de su piel. En las relaciones laborales es de uso habitual entre las personas que poseen cargos de importancia en empresas en manejo de personal, referirse a los trabajadores como "los negros". También en la vida política es habitual referirse a los simpatizantes del peronismo como "negros".

En esta manifestación particular del racismo en la Argentina, se ha unificado en el término "negro" o "negra", la discriminación de personas pertenecientes a los pueblos originarios, como asimismo la de migrantes latinoamericanos y sus descendientes, y la dirigida contra los afroargentinos.

Una manifestación de este racismo actual se encuentra en las canciones empleadas por las hinchadas de fútbol, en las que la discriminación por etnia o nacionalidad es conspicua; en una de ellas, particularmente famosa, se "acusa" a los hinchas de Boca Juniors de ser "negros sucios de Bolivia y Paraguay".



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