viernes, 11 de septiembre de 2009

Area de Lengua

Narracion (Super-Fantasma)

Era el medio dia. El sol desde el cenit vertia sus rayos a plomo sobre las aceras y las calzadas, los vehiculos y la gente. Los arboles parecian haber borrado sus sombras.
Era la hora de la salida del trabajo y del colegio. Todo el mundo que transitaba por las calles, sacaba su pañuelo para secarse la cara transpirada. Los hombres inflaban las mejillas y resoplaban su aliento ardiente.
El calor agobiaba. Mas de uno se quejaba de dolo de cabeza. La sed torturaba, pero los expendedores de bebidas frescas y helados se frotaban las manos: ese dia se vendia todo, todo lo que contenian sus conservadoras.
Al llegar a su casa, Javier dio un grito: junto a la puerta cansel estaba el super-fantasma, inmenso, con su cara eterea de color invisible sus ojos brillantes que despedian una luz enceguecedora. En las afiladas unas de sus largos y flacos dedos habia fuego como se fueran hierros al rojo vivo.
No pudo dar un paso atras; quedo inmovil. El super-fantasma se deslizaba lentamente hacia el; ya se acercaba; ya casi podia tocarlo. Javier empezo a arrastrarse;
sus piernas pesadas no le respondian. Su voz se habia apagado totalmente. Trato de alejarse pero no pudo la figura del super-fantasma era cada vez mas grande, mas impresionante. Sintio que lo tenia apricionado, que el calor de sus manos lo consumia. Sintio que lo llevaban, no sabia a donde. El ya no era nada; su materia humana estaba convertida en una bola de fuego.
Jamas volveria a su casa, a ver a su madre, asu escuela, ajugar con su perro...
Sin embargo podia pensar; recordaba la cama donde solia dormir tan feliz; le parecio tener la sensacion del beso de su madre. Le parecio que la m,ano de fuego del super-fantasma era su mano fresca acariciandole la frente.
Poco a poco el super-fantasma fue achicandose, alejandose lentamente de el.
Ya estaba afuera de su poder, ahora podia abrir los ojos. A su lado estaba su madre acariciandolo, a la vez que decia:
-¡ Ya vajo la fiebre !. Abra que tener mucho cuidado de uq este chico no vuelva a insolarse.


Malvina E. Mayer de Rojas
Tucumana-contemporanea.

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