martes, 15 de septiembre de 2009

Construcción de la Identidad Nacional G.E.F


“Si de las condiciones de la vida pastoril tal como la ha constituido la colonización y la incuria, nacen graves dificultades para una organización política cualquiera, y muchas más para el triunfo de la civilización europea, de sus instituciones y de la riqueza y libertad, que son sus consecuencias, no puede por otra parte negarse que esta situación tiene su costado poético, y faces dignas de la pluma del romancista. Si un destello de literatura nacional puede brillar momentáneamente en las nuevas sociedades americanas, es el que resultará de la descripción de las grandiosas escenas naturales, y sobre todo, de la lucha entre la civilización europea y la barbarie indígena, entre la inteligencia y la materia: lucha imponente en América, y que da lugar a escenas tan peculiares, tan características y tan fuera del círculo de ideas en que se ha educado el espíritu europeo, porque los resortes dramáticos se vuelven desconocidos fuera del país donde se toman, los usos sorprendentes, y
originales los caracteres” 1.
De esta forma comenzó a forjarse la Identidad Nacional, con el concepto de civilizar a imagen y semejanza de la civilización moderna Europea.
Jauretche2 hace referencia de esto, “la idea no fue desarrollar América según América, incorporando los elementos de la civilización moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado, como quién abona el terreno donde crece el árbol. Se intentó crear Europa en América, trasplantando el árbol y destruyendo al indígena que podía ser un obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa, y no según América”
Era un obstáculo el hombre que ocupaba el territorio y de ahí sobreviene la autodenigración. También lo era el extenso territorio.
Carlos Mastrorilli3 analizo 2 aspectos fundamentales en los que se baso esta mentalidad. Existe un cierto mesianismo con una vocación por la ideología liberal. Por el mesianismo, la mentalidad colonial cree que todo lo autóctono es negativo y todo lo ajeno positivo.
[1]
Por el ideologismo prefiere manejar la abstracción conceptual y no la concreta realidad circunstanciada.
El mesianismo impone civilizar, la ideología determina el cómo, el modo.
La idea no es realizar un país sino fabricarlo según planos y planes, y son éstos los que tienen en cuenta y no el país al que sustituyen, porque como es, es obstáculo.
De esta manera se beneficio la oligarquía que persiguió intereses económicos y no la construcción de un país.
Mastrorilli hace referencia a esto: “Sarmiento y Alberdi querían cambiar el pueblo. No educarlo, sino liquidar la vieja estirpe criolla y rellenar el gran espacio vacío con sajones, al criollo se lo persiguió, se lo acorraló, se lo condenó a una existencia inferior. Sin embargo los aportes de sangre europea que se vertieron sobre el país, no consiguieron establecer una síntesis humana muy distinta a la precedente”.
De esta manera se explica cómo los inmigrantes se agaucharon de modo que bajo el régimen colonial se hizo una nueva masa humana que se doblegó sin resistencia ante la presencia de lo hispánico.
Se partió de la idea de que los civilizados debían defenderse de los bárbaros de la negación de lo propio, del país real.
Estos cambios sociológicos fracasaron. Quisieron cambiar al pueblo y no pudieron, quisieron entregar el territorio y chocaron con la conciencia nacional.
Pero no fue la única vez que se intentó negar lo propio, con la llegada de la dictadura militar en el ’76 volvió a negarse la identidad.
La democracia se termino con la llegada ilegítima al poder de la Junta Militar, trabando el desarrollo de las fuerzas productivas, explotando al pueblo y disgregando a la Nación. Esta fuerza pudo imponerse mediante la prohibición de los partidos políticos, intervención de los sindicatos (que fueron una de las conquistas más significativas de la clase obrera), coartando la libertad de expresión e implementando el terror más cruel que conoció la sociedad Argentina.
No sólo buscaron heterogeneizar a la clase obrera (que cobro suma importancia en el desarrollo de la economía del país, a partir del ascenso del peronismo) disolviendo a los sindicatos, sino que buscaron la homogeneización del capital, para que nuevamente volviera a las manos de los oligarcas, que hacía 20 años que no participaban de la economía del país debido a la política de industrialización y pleno empleo que instauró el peronismo.
Rodolfo Walsh4, en el primer aniversario del golpe de estado, brinda datos abrumadores sobre el plan que llevaron a cabo: 15 mil desaparecidos, 10 mil presos, 4 mil muertos, desterrados por doquier, cerraban una cifra escalofriante. Desde el punto de vista de la Junta Militar, el plan funcionaba a la perfección, el genocidio que habían librado para eliminar al enemigo de la patria se estaba concretando.
Por estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: “La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal”5.
Pero lamentablemente el pueblo argentino no sólo sufrió estos tipos de violaciones a los derechos humanos, sino que el gobierno de facto castigó duramente a la sociedad con una miseria planificada.

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